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Palacio de Diego de Losada. Río Negro del Puente en Zamora

«Soy un cosmopolita que atraviesa fronteras porque no le gustan» decía el famoso escritor argentino Jorge Luis Borges en relación a los límites que circunscriben a los distintos países.

 Por múltiples motivos los seres humanos nos hemos ido moviendo por el planeta: en busca de mejores condiciones de vida, para acceder a oportunidades laborales más redituables o satisfactorias, en ocasión de escapar de conflictos bélicos, como alternativa a encontrar condiciones climatológicas más favorables, en la búsqueda de obtener tratamientos médicos adecuados, etc. Este fenómeno de la migración trae consigo otro fenómeno que es el turismo.

En este caso hablo del turismo para visitar a esos amigos o familiares que se instalaron en nuevos lugares o, por el contrario, para conocer esas tierras que dejaron atrás al migrar. Puntualmente me referiré a un lugar que, a priori, parece perdido en el mapa y que si no fuera porque ahí nació mi abuela probablemente nunca lo hubiese conocido; aunque lo cierto es que está cargado de historia como cada rincón de nuestro mundo. Estoy refiriéndome a Río Negro del Puente, en Zamora, España. Tierra de los Zoelas, habitantes nativos pertenecientes al pueblo de los Astures que supieron sobrevivir frente a las adversidades de una tierra hostil de inviernos muy fríos y largos y veranos secos y calurosos llamando Curunda a la capital de ese territorio. La historia cambió cuando llegó avasallante el Imperio Romano a conquistar este pueblo y a quitarle gran parte de lo que los identificaba. Tras irse los romanos fueron invadidos por los Godos, los Visigodos, los Vándalos. Cada imperio que venía imponía por la fuerza sus costumbres, normas, idioma, religión, cultura y dejaba morir una porción de identidad de cada habitante (además de llevarse bienes materiales, entre otras cosas). Sin embargo, la comunidad de los Zoelas con sus raíces que les eran propias, pudo perdurar con parte de su cultura y costumbres al paso del tiempo y a las sucesivas invasiones.

En lo que fue la antigua Curunda y lo que es hoy el Palacio de Rio Negro del Puente nació, por el año 1511, Diego de Losada, fundador de Caracas, Venezuela. La paradoja está en que, siendo que los antepasados de Don Diego sufrieron el sometimiento de varias invasiones, aún así, con su colaboración se repitió ese mismo escenario, esta vez en el Caribe Venezolano. Bien dice la frase del filosofo Jorge Ruiz de Santayana: «Quien olvida su historia está condenado a repetirla». Cuenta una leyenda que Diego de Losada conoció algo de los Zoelas y que, al ver a los habitantes originarios de la región caribeña sudamericana dijo: ¡Bene-Zoela! haciendo referencia a que se parecían a las personas de esa comunidad. Luego se fue deformando la frase para quedar finalmente como Venezuela.

Caracas capital de VenezuelaCiudad de Caracas. Capital de Venezuela.

Será por estas repeticiones de la historia que trajeron tanto sufrimiento que, nuevamente invocando a Borges en el recuerdo, me viene a la mente esta frase en la que dijo: «Desdichadamente para los hombres, el planeta ha sido parcelado en países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de una mitología particular, de derechos, de agravios, de fronteras, de banderas, de escudos y de mapas. Mientras dure este arbitrario estado de cosas, serán inevitables las guerras.»

 Mi abuela nació en esa casa solariega que alguna vez fue de la familia de Diego de Losada y que actualmente es un centro cultural y oficina de administración municipal. Finalmente, así como seguimos siendo individuos del mundo enfrascados en demarcaciones que continúan generando conflictos, mi abuela, afectada por lo que dejó la Guerra Civil Española, decidió buscar nuevos rumbos partiendo hacia Argentina. Pero, quienes nos consideramos habitantes del globo, a pesar de rechazar las fronteras y barreras tenemos espacio para amar los lugares a donde sentimos que pertenecemos y con quienes compartimos vicisitudes que nos identifican, vamos dejando el corazón en muchos sitios y así, como bucle infinito, siempre regresamos ya sea como migrantes o como turistas.

 Micaela ARGENTINA copyLa Dra. Micaela Luz Fernández Barbaglia Contadora Pública

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