Durante décadas, Corea del Norte ha sido uno de los países más misteriosos y cerrados del mundo. Sus fronteras casi impenetrables han alimentado fascinación y especulaciones.
Sin embargo, en 2025 se vislumbra un cambio discreto pero significativo: el régimen norcoreano comienza una apertura limitada al turismo internacional, mediante la creación de zonas turísticas modernas y la organización de eventos controlados. Esta iniciativa refleja un equilibrio entre pragmatismo económico y estrategia política, aunque con importantes restricciones e incertidumbres.
Wonsan-Kalma: el nuevo rostro del turismo norcoreano
El proyecto más destacado de 2025 ha sido la inauguración del complejo costero Wonsan-Kalma, situado en la costa este del país.
- Infraestructura ambiciosa
El complejo abarca varios kilómetros de playa y cuenta con:
-Hoteles de lujo y alojamiento para turistas extranjeros y ciudadanos norcoreanos.
-Restaurantes, comercios y espacios culturales.
-Instalaciones deportivas y recreativas, incluyendo parque acuático y deportes náuticos.
-Un tranvía turístico interno para facilitar el desplazamiento dentro del complejo.
-Las autoridades presentan el proyecto como el primer paso hacia un turismo modernizado, capaz de generar divisas extranjeras en un contexto de sanciones internacionales, al tiempo que proyecta una imagen de apertura controlada al mundo exterior.
- Apertura limitada y frágil
Algunos grupos de turistas rusos y chinos pudieron visitar Wonsan-Kalma durante la inauguración, pero el acceso a otros extranjeros se suspendió rápidamente. Las restricciones incluyen:
-Desplazamientos únicamente en grupo con guía oficial.
-Prohibición de fotografiar determinadas zonas.
- Supervisión constante y reglas estrictas dentro y alrededor de las áreas turísticas.
-Esto demuestra que, aunque se abra una puerta, permanece bajo vigilancia estricta y la libertad turística es mínima.
Rason y la reapertura parcial del turismo internacional
La ciudad portuaria de Rason, en la frontera con China, fue una de las primeras áreas en abrirse a turistas extranjeros en febrero de 2025. Agencias occidentales enviaron grupos para evaluar la viabilidad de reactivar el turismo internacional.Además, el país autorizó la participación de corredores extranjeros en el Maratón Internacional de Pyongyang, brindando una oportunidad única de observar un evento deportivo y cultural en un país históricamente inaccesible.
No obstante, estas iniciativas siguen siendo puntuales y frágiles:
En marzo de 2025, pocas semanas después de la primera apertura, se suspendió el acceso a extranjeros.
Las decisiones son impredecibles, mostrando la volatilidad de la política turística norcoreana.
Retos económicos y geopolíticos
Incluso de manera limitada, el turismo representa una fuente valiosa de divisas para Corea del Norte. Los flujos de visitantes permiten obtener yuanes, rublos o dólares, esenciales para un país bajo sanciones.
Pero la apertura turística no es solo económica:
Es un instrumento diplomático y de comunicación, mostrando una fachada “moderna” y acogedora al mundo exterior.
Apunta a visitantes específicos, principalmente rusos y chinos, reforzando alianzas estratégicas mientras controla la imagen internacional.
El turismo se convierte así en una herramienta de ingresos, política y proyección cultural, siempre bajo un estricto control.
Experiencia del viajero: inmersión, curiosidad y limitaciones
Viajar a Corea del Norte en 2025 es una experiencia única pero muy controlada:
-Cada desplazamiento es supervisado y guiado.
-Las fotografías y publicaciones están reguladas.
-La experiencia carece de libertad para explorar de forma espontánea.
A cambio, el viajero puede observar un país protegido del turismo masivo, con urbanismo, paisajes y modos de vida completamente distintos, ofreciendo una visión rara e inédita.
Un turismo ambicioso pero incierto
Corea del Norte realiza en 2025 un delicado equilibrio: abrir su territorio para atraer turistas y divisas, manteniendo al mismo tiempo un control absoluto sobre cada aspecto del viaje. Proyectos como Wonsan-Kalma y la reapertura parcial de Rason muestran voluntad de innovación y diversificación económica, pero las suspensiones repentinas y las reglas estrictas recuerdan que el país sigue altamente impredecible.Para los viajeros, representa una aventura fuera de lo común, donde fascinación, prudencia y curiosidad intelectual se combinan. Permite explorar un país que estuvo mucho tiempo cerrado, aunque siempre bajo la mirada atenta de su régimen.




