-

Este año, El Caribe tiene que pelear con dos grandes adversarios, el sargazo, que va en incremento cada año, y el coronavirus que, probablemente aún no han llegado a su cota y pueden alcanzar el cenit en plenas vacaciones estivales.

En los últimos años, los viajeros fieles al Caribe han ido desistiendo del destino por la creciente aparición de las algas, una pandemia natural que hace que sus aguas turquesas se vuelvan marrón y malolientas, impracticables para el baño.


Si El Caribe es esencialmente un destino de sol y playa, las contínuas avalanchas de algas, lo convierten en un estercolero que ahuyenta a los turistas a otros lugares más saludables. Nadie podía pensar que esta planta, tan natural y marina, hiciera tanto daño a las economías de la zona. Los viajeros van en busca de sus playas, las aguas calientes y cristalinas, la arena blanca y fina, el paisaje tropical, las instalaciones hoteleras de buen nivel, la gastronomía, ocio, gente acogedora… y buen precio. Pero, todo eso, lo malbarata la llegada durante 7-8 meses , en especial la temporada de verano, la llegada imparable de las algas marinas, algo que parecería bucólico cuando las encontramos en las cajas del pescado, pero que resultan insoportables cuando llegan a la arena. Son bancos inabarcables que se suceden masivamente y que no hay quien pueda, de momento, hacerle frente. Cuando llegan a la playa se amontonan, empiezan a pudrirse por efecto de las temperaturas elevadas que registran esos países y comienzan a teñir el agua de marrón y un olor insoportable. Las playas, tan concurridas hace unos años, se tornan vacías y los turistas dejan de entretenerse. El destino paradisíaco se vuelve un infierno donde los siete o quince días del paquete se hacen largos.


Un fenómeno nuevo
Alguno pensará que las algas han estado siempre ahí, pero, no. El fenómeno ha aparecido hace ocho o nueve años y ha ido y va in crescendo año tras año. Hay bastantes incertidumbres al respecto tanto de dónde vienen - se cree que del mar de los Sargazos, de ahí el sargazo,- como cuál es el origen - para muchos, el cambio climático, el aumento de temperatura del agua origina que las algas se reproduzca con excesiva facilitad e inunden después todo El Caribe. Llamamos la atención de que ese fenómeno, impensable hace unos años para la zona caribeña puede llegar incluso a Europa. Grandes manchas de algas ya se ven en el Atlántico y avanzan hacia el continente europeo. Veremos en el tiempo a dónde llegan y en qué cantidades.


La lucha de cada día
Todos los países han emprendido una guerra total para paliar el volumen de entrada en sus costas pero, hasta el momento , no hay avances en la contención de las algas. Son millones de toneladas que fluyen en una superficie más grande que lo que es toda Europa y no hay recursos para detener esa proliferación. En México , por ejemplo, donde llegan en torno a los cien millones de toneladas, han sacado al mar a la Marina, pero por mucho esfuerzo que hagan y recursos que apliquen no consiguen contener las progresivas oleadas. Las algas no tienen tregua: dia y noche las va empujando la corriente y llegan ineludiblemente a las costas donde se recogen industrialmente a camionadas. Cuadrillas de operarios van haciendo parvas y cargando remolques para retirarlas al interior y procesarlas en distintos usos o quemarlas, pero, no hay descanso y no logran dejar la playa operativa.


Algunos hoteles optaron por colocar redes a una distancia prudencial de la costa, intentando dejar una área aislada para los bañistas, pero la planta termina por pudrirse en pocas horas y origina un olor insoportable. Son millones de toneladas de masa vegetal y miles de kilómetros de costa para defender: no hay solución válida.
Los expertos trabajan en varios frentes tanto en mejorar la captura como en encontrar alguna solución que las debilite o erradique en origen, pero hablamos de toda una extensión - mar de los Sargazos- que resulta prácticamente imposible. De momento, la solución está en aplicar técnicas de recogida cerca de la costa y hacer que no lleguen a tierra firme o duren lo menos posible,. El reto está abierto. A ver si investigadores, inventores, empresarios u organismos dan con la clave.


Y, por si fuera poco, el COVID
Inesperadamente también ha venido el COVID. Si la mayor parte de los países occidentales han pasado ya a estas alturas lo peor de la pandemia, no está claro que el camino esté despejado para toda la zona caribeña. Aunque se celebró la apertura aérea a primero de Julio, hoy siguen cerrados , o con bajísima ocupación, la mayor parte de los establecimientos hoteleros. Si no hay medio de transporte , no hay turistas, y, éstos, no están por subir a un avión dado el riesgo que entraña de contagio y la incertidumbre de qué pasará en los países de destino tanto en el control de la epidemia como en las medidas a tomar en torno a las personas. Atrevidos los hay, desde luego, pero la mayoría opta por la prudencia.

corona virus


Así las cosas, las autoridades políticas se enfrentan a una decisión nada fácil: los establecimientos piden medidas y ayudas para subsistir, las líneas aéreas están prácticamente quebradas, el paro sube , el horizonte sigue siendo negro como mínimo hasta primeros del 2021 ¿se podrá aguantar hasta entonces? Todos estos países viven del turismo, sus economías están supeditadas a la evolución de este sector y la gente más débil tiene su puesto de trabajo muy vinculado al mismo. Muchos hoteles no podrán hacer frente a su nivel de endeudamiento. Los gastos siguen corriendo y los ingresos son mínimos. Se avecina un cambio de propietarios movidos por la necesidad de quienes no pueden aguantar.


Buenas ofertas
A primera vista, quienes salen ganando por la situación precaria son los turistas que se encuentran con ofertas que hubieran sido imposibles en otras circunstancias, pero a la larga, es perjudicial para todo el sector y para la calidad del mismo: no existen duros a cuatro pesetas y, antes o después, afloran las consecuencias. Menos mal que , al menos uno de los factores, juega a favor: el precio del crudo que está a niveles no vistos en muchos años y permite que la aviación compense otros costes a cuenta de carburante barato. Los propios fabricantes como Boeing o Airbus han tenido que despedir a miles de empleados y rediseñar muchos de sus modelos para la nueva normalidad.


Otras debilidades
La recesión económica en esta área puede provocar también tensiones en el comportamiento social. Desempleo, pobreza y falta de perspectiva puede ocasionar un incremento en la inseguridad , otro de los factores que ha pesado siempre en la valoración de los viajeros. La necesidad empuja a los desfavorecidos a practicar el pillaje y molestar a los turistas y no hay nada que convenza más a un viajero a no volver que una mala experiencia ante un acto de violencia. Sería bueno que las autoridades políticas contemplen todos estos parámetros para gestionar con acierto tanta incertidumbre.

Escribir un comentario