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En nuestra  reciente obra relacionada con la Gestión Pública del Turismo, al referirnos a la política destinada al ordenamiento 

del territorio turístico, la necesidad de establecer normas y procedimientos tendientes al crecimiento controlado de la actividad turística a los efectos de evitar los impactos negativos de la actividad sobre el medio ambiente, los recursos naturales, y la población local y su cultura, en aquellos espacios del territorio en los cuales se concentra dicha actividad.

Estableciendo límites acorde con la capacidad de absorción de turistas en las zonas consideradas, y cumplir así con los principios del Turismo Sostenible.

Ello debido a que a pesar de que en la Carta del Turismo Sostenible, resultado de la Conferencia Mundial de Turismo Sostenible celebrada en Lanzarote, España, en 1995, se apela a la comunidad internacional, y en particular se insta a los gobiernos a adoptar los principios y objetivos allí establecidos.  

Y que en la Cumbre Mundial de Turismo Sostenible que tuviera lugar en Victoria-Gasteiz, España, en 2015, se reitera la validez de la citada Carta Mundial, se reconoce los Objetivos del Desarrollo Sostenible adoptados por las Naciones Unidas en el mismo año, y se hace un llamado a los Gobiernos y Organizaciones Internacionales a integrar la sostenibilidad en las políticas, estrategias, y planes de turismo nacionales, regionales e internacionales, y cumplir con los citados objetivos de las Naciones Unidas, no se ha tenido mucho éxito al respecto.

Por lo que lamentablemente no puede decirse que exista en realidad una política de Desarrollo Sostenible del Turismo por parte de los gobiernos.    El turismo se continúa considerando una palanca para el desarrollo económico, incrementar los ingresos por concepto de turismo internacional, y la creación de empleos.  Concretamente, como un instrumento para estimular la economía.   Prueba de ello son las frecuentes declaraciones de las autoridades del sector, al hacer mención a   la significación del turismo en el PIB y la generación de empleos.  Información poco creíble por otra parte, porque a diferencia de otras actividades del sector externo, no existe en realidad comprobantes sobre dichos ingresos y los mismos se estiman mediante encuestas a todos los visitantes que llegan al país, sean estos turistas o no.   

Lo cierto es que muy pocas veces se pueden observar en las políticas turísticas disposiciones normativas destinadas asegurar la protección del medio ambiente, y prácticamente nada para evitar los efectos negativos sobre las poblaciones locales y su cultura, ni tampoco medidas para contribuir a una gestión exitosa de las pequeñas y medianas empresas nacionales que desarrollan sus actividades en el sector.

La Miopia en el Turismo

MIOPÍA EN LA GESTIÓN PÚBLICA DEL TURISMO

En mi opinión la miopía en la gestión pública del turismo por parte de los  responsables de la conducción de la actividad, ha  llevado a la implementación de políticas  que no contemplan el desarrollo sostenible en su total magnitud, puesto que  en las mismas se ha descuidado la capacidad de carga de las ciudades y los espacios del territorio nacional, donde  se concentra la actividad turística, afectando con ello negativamente la vida cotidiana, la economía  y  calidad de vida de las poblaciones locales, lo que ha generado las airadas protestas  de sus habitantes ante la masificación del turismo en los lugares en los cuales residen.   Protestas que dieron lugar al surgimiento del término Turismofobia, utilizado  para referirse al rechazo de la población al turismo.

Técnicamente a la mencionada masificación del turismo en los espacios urbanos se le denomina Overtourism  (Sobre  turismo, en español).  Término que aparece por primera vez en un artículo publicado por Rafat Ali en 2016, en Skift, una empresa que ofrece servicios de noticias, investigación, y marketing para la industria turística, relacionado con el impacto del turismo en Islandia, titulado Foreword: the coming perils of overtourism).  El cual el periodista  Gred Dickinson, emplea en un artículo publicado en el periódico inglés  The Telegraph, y lo define por primera vez  como: “El fenómeno en el que un destino o un lugar de interés turístico es invadido por turistas de manera insostenible”.   Definición que fue incluida en el Diccionario Collins.

Al respecto debe decirse que, aunque el overturismo y el turismo masivo, tienen consecuencias negativas similares en los destinos cuando aumenta descontroladamente el número de turistas en los mismos, constituyen en realidad diferentes segmentos de mercado. Cada uno de los cuales tienen características particulares, tal como se podrá observar en dos aspectos que a continuación mencionaremos  como ejemplo para ello; los motivos de viaje y el hábito de compra de los servicios.

Los turistas que generan el overturismo en los centros urbanos viajan en forma individual o en pequeños grupos, fundamentalmente por motivos culturales, y generalmente en sus decisiones utilizan los sistemas de información y distribución directos, sin participación de intermediarios en la compra de los servicios.   Mientras que los turistas del turismo masivo  viajan en grandes grupos por placer y disfrute de sus vacaciones, y adquieren los programas vacacionales organizados y ofrecidos en los mercados por los intermediarios de la industria turista, normalmente  los grandes tour operadores.

Lo cierto es que esta problemática ha traído  al tapete el concepto de la sostenibilidad, y a su impulsor Jost Krippendorf, profesor e investigador suizo*, considerado uno de los padres del Turismo Sostenible.  Quien en su libro, “The Holiday Makers: Understanding the impact of Leisure and Travel” (1987), reflexiona sobre el turismo de masas, y lo relaciona con el concepto de sostenibilidad, cuando nadie hablaba de sostenibilidad y su relación con el turismo.  Al respecto debe recordarse que el concepto de Turismo sostenible  comienza a emplearse como consecuencia de la Declaración de la Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada en Rio de Janeiro, Brasil, en 1992.

  • Investigador que ha hecho importantes aportes al conocimiento de la gestión en turismo. Cabe recordar que en 1971 publicó el primer libro sobre Marketing Turístico. Varios años antes que diera a luz la primera obra sobre Marketing de Servicios, en 1976.

Solo un año después, en 1993,  la Conferencia Euro mediterránea sobre Turismo y Desarrollo Sostenible, celebrada en Hyeres-Les Palmiers, Francia, marca el inicio de la aplicación de la Agenda 21 de la citada Conferencia Mundial y, con ello, los principios de sostenibilidad al ámbito del turismo.   Y en ese mismo año, la Organización Mundial de Turismo define por primera vez el concepto de turismo sostenible como: “El turismo que atiende a las necesidades de los turistas actuales y de las regiones receptoras, y al mismo tiempo protege y fomenta las oportunidades para el futuro.  Se concibe como una guía hacia la gestión de todos los recursos, de forma que puedan satisfacer las necesidades económicas, sociales y estéticas, respetando al mismo tiempo la integración cultural, los procesos ecológicos, la diversidad biológica y los sistemas que sostienen la vida”.

En la actualidad, aunque la sostenibilidad es un concepto muy amplio, por su estrecha relación con la responsabilidad social, se habla también de un Turismo responsable, al considerar que no  puede existir un turismo sostenible, sin la responsabilidad social de todos los actores involucrados en su desarrollo.

Al punto que los propios representantes de operadores de turismo receptivo, emprendedores de la industria turística, parques nacionales, autoridades de protección del medio ambiente, profesionales de turismo, autoridades del sector turístico, grupos hoteleros, y otros involucrados, como preámbulo a la Cumbre Mundial para el Desarrollo Sostenible celebrada en Johannesburgo en 2002, se reunieron en pro del Turismo responsable en los destinos, y entre otros, destacamos algunos de los importantes puntos incluidos en la declaración emitida: 

Convencidos que es principalmente en los destinos, lugares que visitan los turistas, donde las empresas turísticas llevan a cabo sus negocios y donde las comunidades locales, los turistas y la industria del turismo interactúan.  Creemos que los impactos económicos, sociales y ambientales del turismo deben ser gestionados de manera responsable para maximizar los impactos positivos y minimizar los negativos”.

“Decididos a hacer un turismo más sostenible, aceptamos que es responsabilidad de todos los interesados en el turismo la creación de formas más sostenibles  y  nos comprometemos a seguir los principios del Turismo Responsable”.

“Instamos a los países, organismos multilaterales, destinos y empresas, a desarrollar directrices prácticas similares.  Igualmente, alentamos a las autoridades de planificación, empresas turísticas, turistas y comunidades locales a que asuman su responsabilidad para lograr un turismo sostenible y crear mejores lugares tanto para la población local como para los turistas que quieran visitarlos”

Visto todos estos antecedentes instando al desarrollo sostenible del turismo, las  preguntas que surgen son: ¿Quiénes son los verdaderos responsables de que no se cumplan los principios del  Turismo sostenible?, y en este caso en particular, ¿Quiénes son los responsables de los efectos negativos que ocasiona el desarrollo descontrolado del turismo en los espacios urbanos?

En conocimiento de la difícil situación por la cual atraviesan varias ciudades europeas, que se ha comenzado a sentir ya en algunos destinos de las Américas,  pensamos que los principales responsables son los Organismos Nacionales de Turismo,  por cuanto en las Leyes de Turismo se establece claramente, y si no lo establece sería una gran omisión, que uno de los principios a los cuales debe sujetarse la promoción y conducción del  desarrollo del turismo es precisamente la sostenibilidad.  

En el caso concreto de las Américas voy más allá, porque no se ha considerado siquiera  los compromisos contraídos por los anteriores directores de dichos organismos, los cuales  en ocasión de la celebración del XVII Congreso Interamericano de Turismo de la OEA, celebrado en San José, Costa Rica, declararon:

  • Nuestro firme compromiso con el desarrollo del turismo en el hemisferio de conformidad con las iniciativas adoptadas por nuestros mandatarios en la Cumbre de las Américas, en diciembre de 1994.
  • Nuestro reconocimiento de la necesidad de desempeñar un papel activo para asegurar el desarrollo sostenible de los Estados miembros, de acuerdo con la Declaración de Rio y el Programa 21, adoptados en la Conferencia sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo celebrada en Rio de Janeiro en 1992.

Compromiso que ratificaron en XVIII Congreso Interamericano de Turismo, en la Ciudad de Guatemala, en 2003,  al aprobar el Plan de Acción para un Desarrollo Turístico Sostenible en colaboración con el sector Privado, en donde entre otras acciones de apoyo el citado Plan de Acción, mencionaron:  “Respaldando acciones destinadas a desarrollar el turismo en consideraciones sostenibles, ambientales, culturales y económicas, y con la aplicación de metodologías y sistemas que faciliten el control del sector”.

No hay que perder de vista que los Congresos Interamericanos de Turismo son Conferencias Especializadas de la OEA, que tienen como propósito facilitar y promover por todos los medios a su alcance, el desarrollo y progreso del turismo en el Continente Americano.   Y que sus Declaraciones son vinculantes.  En otras palabras, de cumplimiento obligatorio.

Razón por la cual pensamos que los efectos negativos ocasionados por un turismo descontrolado en los destinos, es resultado de la “Miopía de los Organismos de Turismo, al no visualizar el desarrollo sostenible del turismo en su total dimensión”.

ImagenPortada: Panos-Sakalakis/unsplash
ImagenInterior: Norbert-Kundrak/unsplash
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