Sobre las islas Maldivas parece estar todo dicho: Paraíso en la tierra, arenas blancas, aguas trasparentes, puestas de sol maravillosas, cielos estrellados, cocina deliciosa y sabores exóticos, un mundo de experiencias en los mejores resorts con todo incluido, villas sobre el agua con piscina privada... lujo, lujo, lujo.
Todo es verdad, no hay un punto de exageración en ello, es el destino perfecto para unas vacaciones de relajo y olvidarse del mundo. Son ideales para un viaje en pareja, en luna de miel y con 50 años de convivencia, con familia o grupo de amigos, incluso para viajar solo y darse gusto al cuerpo.
Se puede viajar en cualquier momento, con buenas temperaturas, sol garantizado e incluso el monzón, presente en los meses de verano, es obediente y solo suelta lluvia con moderación. En este apartado rincón del mundo, gracias a su privilegiada ubicación y su escasa contaminación lumínica, se pueden contemplar los cuerpos celestes del cielo del Océano Índico. Y también otro tipo de luces, esta vez sobre el agua, gracias a la bioluminiscencia, uno de los fenómenos naturales más especiales del mundo, que transforma las aguas costeras en un manto de estrellas en el océano gracias a que los diminutos organismos de plancton brillante
Pero Maldivas se reinventa y sigue ofreciendo sorpresas al viajero, especialmente si se elige un buen resort, como los que ofrece el grupo Sun Siyam que propone cinco en distintas islas (además de otro en la cercana Sri Lanka) y que tiene más de 35 años de experiencia. Cada resort ofrece características y servicios únicos, garantizando que cada huésped encuentre la escapada perfecta a su medida, creando estancias inolvidables ya que es sinónimo de lujo y diversidad. No es casualidad que uno de ellos, el más reciente abierto en 2021, Siyam World, acabe de recibir el premio Travellers Choice de TripAdvisor como uno de los mejores hoteles del mundo, siendo el único establecimiento en Maldivas entre los 10 mejores. Estos son sus cinco resorts, cinco estrellas... y más.
Siyam World no es solo un resort; es un vibrante paraíso diseñado tanto para familias como para aventureros solitarios, es un tesoro de experiencias con atracciones únicas como Siyam Water World, el parque acuático flotante más grande de Maldivas. Los huéspedes también pueden disfrutar de paseos a caballo en el primer rancho de caballos resort de Maldivas o de sofisticados vehículos para disfrutar del mar. Este resort isleño natural de 54 hectáreas cuenta con 16 categorías de alojamiento, de una a cuatro habitaciones, todas con piscina privada y muchas sobre las aguas.
Sun Siyam Iru Veli es más íntimo, ideal para parejas que buscan una escapada idílica, el escenario perfecto para el romance y la relajación. Cuenta con villas bellamente decoradas, todas con piscina privada y un entorno sereno que fomenta la intimidad y la conexión. Como ellos mismos proponen nada más llegar hay que dejar los zapatos en la puerta, y olvidarse de códigos de vestuario. Su principal restaurante ofrece un menú que cambia a diario para combinar los sabores de temporada.
Sun Siyam Olhuveli es el destino ideal para los amantes de la aventura y la naturaleza. Conocido como un paraíso marino, este resort ofrece abundantes oportunidades para la exploración submarina, las aguas cristalinas que rodean Olhuveli ofrecen el escenario perfecto tanto para buceadores experimentados como para aficionados al snorkel, incluyendo encuentros con majestuosas manta rayas, espectaculares tiburones y fascinantes inmersiones en naufragios. Está situado en tres islas interconectadas y una de ellas es sólo para adultos.
Sun Siyam Iru Fushi es el adecuado para quienes priorizan la relajación y la excelencia culinaria. Este resort es famoso por su galardonado spa y su impresionante variedad de opciones gastronómicas, lo que lo convierte en un paraíso para los amantes del bienestar, familias y amantes de la gastronomía.
Sun Siyam Vilu Reef fue la primera entrega de la historia de Sun Siyam Resorts. Este impresionante destino ofrece el refugio tropical definitivo, con 103 encantadoras villas enclavadas en el tranquilo atolón Dhaalu. A tan solo 35 minutos en hidroavión desde el Aeropuerto Internacional de Velana (Malé), este resort captura a la perfección la esencia de las Maldivas: un paraíso rústico con un toque de encanto local.
En algunos de ellos, a veces en todos, es posible descubrir sensaciones y sorpresas que hacen del viaje a Maldivas una de las mejores experiencias para viajeros de todo tipo. Estas son algunas de las menos conocidas pero más interesantes y sorprendentes:
1.- Desayuno flotante en tu piscina privada
Es una de las propuestas más originales y elegantes que ofrecen varios de los resorts Sun Siyan en Maldivas. Consiste en una amplia bandeja de madera (algunas con forma de corazón para recién casados) en la que se ofrece un completísimo desayuno en el que no falta de nada. Lo singular es que la bandeja flota en las aguas de la piscina privada y su contenido se disfruta en traje de baño (o sin él). Se suele empezar brindando con champán para a continuación seguir con tortillas o huevos fritos, embutidos, salchichas y salmón ahumado, varias clases de quesos, frutas exóticas, surtido de bollos, galletas y pasteles, zumos y, por supuesto, café o té. Todo en grandes cantidades y sin prisas, con ingredientes de alta calidad y cuidada presentación, para que la experiencia de desayuno flotante no solo sea deliciosa, sino también visualmente atractiva. Esta experiencia no es solo para parejas, sino que también puede disfrutarla familias y grupos de amigos. Es la manera ideal de celebrar ocasiones especiales o simplemente disfrutar de una mañana relajante juntos, rodeados de la serena naturaleza y hermosos paisajes, una forma refrescante y placentera de comenzar el día. Lo que comenzó a popularizarse poco después de la pandemia en algunos hoteles de lujo donde los clientes evitaban los restaurantes llenos de gente y las filas en los buffets, se ha convertido en moda y no hay influencer o instagramer que no sueñe con subir a las redes su foto desayunando en la piscina para dar envidia a sus seguidores. Sun Siyam Iru Veli, propone la experiencia Floating Delight que puede ser un desayuno al amanecer con vistas al mar, un refrigerio al mediodía junto a la piscina privada o un aperitivo al atardecer bajo el cielo estrellado en la laguna.
2.- Una cata de vinos o una suculenta cena en una bodega bajo la playa
Al pensar en una bebida en las maravillosas playas de Maldivas surge la idea de una cerveza bien fría o un exótico cóctel, pero en el Siyam World, seguramente el resort más exclusivo del archipiélago, es posible disfrutar de algunos de los mejores vinos del mundo sin salir de la playa; en realidad introduciéndose en ella. Allí está el restaurante y bodega subterránea que lleva el apropiado nombre de Barrique, a diez metros de profundidad en la arena, perfectamente aislado del sol y el calor de arriba y con la temperatura adecuada para conservar los vinos y tener una cena agradable. Una de las propuestas más demandadas es la cata de vinos en la que, guiados por un experto sumiller, se disfruta media docena de vinos blancos, rosados y tintos de distintos lugares del mundo. Y entre copa y copa, un surtido de quesos, embutidos, frutos secos y galletitas. Los que quieran algo más pueden optar por una cena gourmet en la que se maridan platos locales e internacionales con vinos finos en una cena especial en la bodega con un menú degustación gourmet con platos como steak tartar, solomillo de ternera, foie gras, vieiras, langosta y crème brûlée. Y mientras se disfruta la experiencia se puede hacer un repaso (y animarse a probarlos) a algunos de los 3.000 vinos de grandes marcas que atesora Barrique, como Château Lafite Rothschild de Burdeos, Brunello di Montalcino de Toscana, Romanée-Conti de Borgoña, Penfolds Grange de Australia, La Crema de California y también Valduero 12 años de Ribera de Duero o Tarima Hill de Alicante...
3.- Aprender a elaborar aceite de coco
Con todas las tentaciones placenteras que ofrecen los exclusivos resorts, no parece fácil dedicar tiempo a conocer costumbres locales, participar en actividades ecológicas como replantar coral, apreciar la artesanía o visitar islas casi desiertas en las que viven los indígenas. Una de las actividades que se ofrecen en esta línea es descubrir y participar en la elaboración del aceite de coco, que es cultura y tradición. Dicen en Maldivas y en otros lugares tropicales que la palmera es como el cerdo en Occidente: se aprovecha todo... hasta los andares diríamos aquí; hasta la sombra, dicen ellos. Explicar todas sus utilidades es tarea ardua, ya que se estima que hay más de 800 usos de la palmera. De entrada son la principal fuente de alimento y refugio para muchas aves, insectos y pequeños mamíferos. De la palma se extrae savia que se convierte en bebida fresca, ponche o, destilada en el popular y contundente arak, almidón acumulado y el ápice o palmito, que se come crudo o cocido, y se conoce frecuentemente como ensalada del millonario. La palma y el tronco se utiliza para construcción y, en su caso, abono o combustible. Pero sin duda, la joya de la palmera es el coco. La cáscara, una vez pulida, sirve para elaborar cuencos, cazos, cucharas, balanzas, pipas de agua o cajas de resonancia para instrumentos parecidos al violín. Las ásperas fibras que componen la cáscara son una materia prima prodigiosa para la artesanía tropical: esteras, cepillos, relleno de almohadas y colchones, cabos y cuerdas para embarcaciones. Y finalmente se llena al meollo: la pulpa blanquecina y carnosa bañada en un líquido dulzón, el agua de coco, muy apreciada como refresco, que contiene azúcares, fibra, proteínas, antioxidantes, vitaminas y minerales. Esa pulpa, prensada, calentada y filtrada suministra el aceite que se utiliza en la industria cosmética, lociones bronceadores, cremas para afeitar, jabones, emulsiones lubricantes o sucedáneo de la mantequilla. Descubrir todo el proceso de la mano de expertos, bajo una lona en la arena de la playa es una experiencia inolvidable.
4.- Disfrutar con un submarino privado
La oferta para deportes en el mar de los complejos Sun Siyan es enorme: moto acuática, bicicleta eléctrica con hidroplano capaz de alcanzar velocidades de hasta 11 nudos, veleros, surfing, hydrofoil, flyboard kitesurf, parasailing, windsurf, tubing y jet car, un curioso coche descapotable que en lugar de circular, navega... y, por supuesto, los deportes que se practican bajo el agua como buceo o snorkel. Incluso existe el único parque acuático flotante en Maldivas con distintos obstáculos que, casi siempre, dan con el participantes en el agua. Pero, sin duda, la estrella más reciente es el seabreacher, una extraordinaria embarcación semi sumergible cuya forma recuerda vagamente a un tiburón o un delfín, la unión retorcida de un mamífero marino y un avión de combate de alto rendimiento, que puede saltar por encima, sumergirse y surcar las olas a izquierda y derecha, e incluso realizar giros de 360 ??grados. En los resort Sun Siyan es de los pocos lugares donde se puede disfrutar. Es una embarcación muy segura y estable, capaz de soportar las inclemencias del entorno marino. La cubierta acrílica y las mirillas submarinas ofrecen al piloto y al pasajero una vista de casi 360 grados mientras surcan el agua a una velocidad impresionante. Se maneja con dos palancas que permiten sumergirse ligeramente, no más de 2 metros, o planear por encima del agua y dos pedales que permiten girar a un lado u otro. La experiencia es divertida y emocionante, pero no barata, unos 20 minutos cuestan 400 dólares.
5.- Probar los tratamientos tradicionales maldivos con arena de playa, coco y hierbas
Todos los resorts Sun Siyan ofrecen espectaculares spas donde el relajo comienza con una taza de aromático té de bienvenida y el paseo hacia las cabinas en forma de chozas orientales rodeadas de jardines, esculturas y fuentes con agua. Hay más de 160 tratamientos diferentes, desde una variedad de masajes hasta tratamientos faciales y terapias holísticas o ayurvédicas, pero tal vez lo más adecuado sea probar los tratamientos tradicionales maldivos bajo la ancestral sabiduría de la medicina local conocida como "Dhivehi beys verikan", que es practicada por los isleños a lo largo de los siglos, la herbolaria tradicional y las técnicas ancestrales de trabajo corporal conectan con el estilo de vida local del atolón. Tienen exóticos nombres: el Bondithaan Kurun permite masajes con bolos calientes de hierbas para aliviar dolores corporales, rigidez muscular, artritis y síntomas relacionados con el estrés, a la vez que mejoran el bienestar general. Maruhabaa, que significa “Bienvenido” en maldivo tiene al coco como protagonista que, como se ha indicado, tiene infinitas aplicaciones, también sirve como exfoliante, baño de leche de coco o masaje con aceite de coco. El coco es un popular tónico tropical, que también ayuda a reparar la piel dañada por el sol. Umbuliveyo Banun consiste en una envoltura de hojas de plátano con pasta de hierbas, masaje de cabeza con chorro de aceite, masaje corporal con hierbas. Aunque tal vez el más original y adecuado en las Maldivas es el Kandu Dhon-Veli, una exfoliación con arena de mar y agua de océano, seguida de masaje con aceite de coco. Este exótico ritual que se hace en la playa comienza con una suave exfoliación con arena blanca y agua del Océano Índico, seguida de un refrescante chapuzón. A continuación, un relajante masaje con aceite de coco de Maldivas alivia las tensiones corporales, los minerales naturales de la arena se absorben a través de la piel, mejorando la hidratación y promoviendo la reparación, mientras que el relajante sonido del mar, a solo unos metros, tranquiliza la mente. Importante: parte de los beneficios de cada tratamiento tradicional maldivo se destina a fines benéficos, apoyando iniciativas de la comunidad isleña.
6.- Tomar pulpo a feira, gazpacho y paella en medio del Índico
El sueño de cualquier amante de las tapas o los platos de cocina española que podría tomar en una tasca madrileña, un txoko vasco o una taberna andaluza se hace realidad a solo unos pasos de las tranquilas aguas del Océano Índico, a la sombra de las palmeras y con una suave brisa que estimula el apetito. Cuando se han probado las distintas especialidades de cocinas de todo el mundo y se empiezan añorar los sabores patrios, sorprende encontrar el restaurante Andalucía en Siyan World. Y aún sorprende más comprobar que cada plato está en su punto: el pimentón justo sobre el pulpo a feira, la paella con su toque de socarrat, el rebozado crujiente en los calamares a la andaluza, el tamaño adecuado y el punto de ajo en las gambas al ajillo... Todo ello es obra del chef David Galera que lleva más de 20 años en el oficio y que aquí realiza una alta cocina inspirada en los estilos y sabores de la cocina española en el que es el único restaurante español en el archipiélago. Pero, naturalmente, hay mucho más que cocina española en los complejos Sun Siyan. Para empezar en los restaurantes bufets con los que se suele empezar el día, pero también válidos a mediodía o en la cena, hay literalmente cientos de propuestas dulces y saladas con varios lugares de cocina en vivo donde preparan huevos de distintas maneras, espaguetis y pastas al momento, varios tipos de carnes y pescados, comidas asiáticas y especialidades de distintos países según el día de la semana. Pero cuando la oferta se multiplica es en las cenas. Entonces el medio centenar de restaurantes temáticos en los cinco resorts parecen competir en tentaciones: Takrai ofrece alta cocina tailandesa cocinada a fuego lento; Roma propone toda la gama de pastas italianas y una panna cotta de inspiración tropical elaborada con mangos locales frescos; se puede disfrutar la cocina francesa en Flavours; Arigato hará las delicias de los aficionados al sushi y la gastronomía japonesa; los aromas ricos y las especias exóticas de la auténtica cocina india se muestran en cabañas individuales de Namaste, o atreverse con la singular gastronomía local, en el más reciente, el Kaage, que cuenta con un menú que rinde homenaje a las recetas ancestrales transmitidas de generación en generación y, si además de disfrutar de la comida se busca el espectáculo, en Teppanyaki los talentosos chefs hacen un show mientras preparan una de las comidas más originales inspirada en la cocina japonesa.
7.- Con decenas de tiburones y mantas rayas a dos metros... y en seco
Algunas de las plataformas al final de los muelles que ese introducen unas decenas de metros en el mar, se iluminan al caer la tarde y de inmediato cientos de peces de colores se acercan a la luz y también a buscar algunas comidas que los huéspedes les regalan. Y junto a ellos se acercan decenas de tiburones de regular tamaño, retozando entre ellos, que también parecen pugnar por un trozo de galleta o de carne. Es un espectáculo grandioso que se contempla sentado a dos metros sobre las aguas. En otro muelle el espectáculo es similar pero con mantas rayas en busca de placton. Algo parecido solo con grandes peces ocurre bajo las villas sobre el agua que también pueden iluminarse, aunque de vez en cuando se cuela algún tiburón. Hay que decir que se trata de tiburones de arrecife que se acercan mucho a las playas pero son inofensivos (se supone). Pero para los que deciden mojarse y verlos aún más de cerca los centros de deportes náuticos de los hoteles proponen diversas aventuras de buceo o snorkel, con los instructores profesionales a las zonas donde se pueden ver y nadar con ellos. Allí se pueden explorar desde cuevas submarinas hasta antiguos naufragios y ver hasta 180 especies de coral, incluyendo corales cerebro, dedo, placa y cuerno de ciervo, más de 2.000 especies de peces tropicales como los peces payaso naranjas, peces cirujano de un azul brillante y pargos amarillos; y también peces ángel, peces loro, peces ballesta Picasso y quizás incluso algunos peces globo y peces erizo. Pero el principal atractivo en el mar son las tortugas, protegidas en todas las islas desde 1916, las mantas raya desde un palmo de grandes a tres metros de envergadura, las ballenas y los tiburones, incluyendo tiburones de puntas negras, grises de arrecife, leopardo, tiburón ballena, nodriza e incluso tiburones martillo. Con un poco más de suerte se pueden ver algunas de las 14 especies de ballenas frecuentes en esta región, incluyendo la ballena azul, la más grande del mundo, además de ballenas jorobadas, cachalotes y las curiosas rorcuales minke que suelen acercarse a las embarcaciones. Y sin necesidad de bucear pueden verse decenas de delfines desde un barco que parece saber donde se encuentran, los hay a cientos, casi siempre juntos. El Sun Siyam Olhuveli ofrece una excursión exclusiva llamada «3 Points Snorkeling», que no solo incluye el avistamiento de delfines, sino también la oportunidad de nadar con tiburones y tortugas de arrecife.
8.- Aprender de la cultura y las tradiciones locales
Al visitar las Islas Maldivas, uno se siente transportado a un mundo de belleza y una variedad de paisajes impresionantes. La oferta de los resorts, como los de Sun Siyam parecen invitar a no salir de ellos y disfrutar sus múltiples propuestas. Sin embargo, si se quiere conocer el destino, vale la pena explorar y descubrir el entorno natural y el estilo de vida de sus habitantes, algo que los propios complejos facilitan para poder brindar a los visitantes una perspectiva privilegiada de algunas de las atracciones más codiciadas de las Maldivas. Para sumergirse en la cultura, se proponen realizar excursiones a la aldea local, donde con frecuencia viven las personas que les atienden en los alojamientos o restaurantes, brindándoles la oportunidad de comprar, cenar y convivir con la gente local. Pueden recorrer el mercado local, visitar la mezquita o la escuela y comprar recuerdos en la tienda de artesanía. La cultura de las Maldivas está profundamente arraigada en el patrimonio de esta nación insular. La música tradicional se caracteriza por tambores y melodías evocadoras que pueden crear el ambiente perfecto para reuniones y festividades. Danzas como "Bodu Beru" personifican la esencia y el dinamismo de la cultura, con bailarines con atuendos vibrantes que se mueven al ritmo de los tambores. Las experiencias culinarias influyen también en la cultura, con platos que reflejan la riqueza de los mares circundantes y las influencias de las tierras vecinas. Los viajeros pueden saborear platos como el "Mas Huni" (una sabrosa mezcla de pescado desmenuzado, coco y especias) y el "Garudhiya" (una sopa aromática de pescado), además de especialidades de mariscos preparadas con recetas tradicionales transmitidas de generación en generación. Este conocimiento ayuda, sin duda, a la práctica del turismo sostenible que busca minimizar el impacto social, económico y ambiental de los viajes y el turismo en una comunidad. Se centra en acciones ecológicas y éticas que no explotan a la población local, su cultura ni sus recursos.
9.- Tu mesa para cenar en medio del Océano
Ya se ha mencionado que las opciones gastronómicas son casi infinitas, pero también es importante la forma de disfrutarlas. Por ejemplo, se puede encargar una cena íntima y exclusiva a la luz de las antorchas en la playa o en cualquier rincón del resort, o picotear algo y disfrutar de cócteles sin salir de la piscina, ideal para un grupo de amigos, si se busca aún mayor intimidad, puede encargarse la cena o el almuerzo en su villa privada o, como para los desayunos, en una cesta flotante para disfrutar en la piscina. Y si se busca algo especial y se quiere participar en la elaboración del menú, acompañado por un chef, puede explorarse el mercado local en busca de productos frescos y elegir lo que se quiera. De regreso al resort, el equipo de cocina preparará un menú de almuerzo personalizado, compartiendo consejos y sugerencias culinarias para que después se pueda disfrutar de sus comidas en casa. Los que busquen conocer mejor las artes culinarias pueden participar en la clases de diversas cocinas, dominar el arte de elaborar el sushi, la cocina tailandesa, los secretos de la italiana o la tradición de la maldiva. Otra posibilidad es participar en una excursión para pescar al atardecer en busca de la cena de esa noche. Después de conseguir la pesca del día, se instalan en un banco de arena cercano y se aprende a asar pescado al estilo maldivo, todo acompañado de música y risas. Pero, sin duda la cena más exclusiva que se puede pedir es en una plataforma flotante en medio del océano, en completa soledad, iluminada con velas y con el servicio de comidas y bebidas desde una lancha que va y viene a la cocina. El menú a elegir es muy amplio, se puede comenzar con Carpaccio de Tres Colores, con atún marinado con pimienta y hierbas, pargo rojo y ventresca de salmón, acompañado de rúcula, grana padano rallado, aceite de oliva con naranja, limón y aderezo balsámico blanco, o Ensalada de Salmón y Caviar, con espárragos escalfados, reducción de balsámico y frutos rojos. Para seguir con Langosta fresca marinada con hierbas y limón acompañada de arroz al vapor, salsa de mantequilla y limón, patatas gajo picantes cajún, salsa cremosa de ajo, verduras sazonadas a la parrilla y salsa bearnesa o Solomillo de Ternera Wagyu, marinado con romero y tomillo y con patata asada con crema agria, salsa de vino tinto o salsa de pimienta cremosa, puré de patata con trufa, vegetales seminoles a la parrilla. Y para terminar Crème brûlée de arándanos o Tarta de queso con chocolate blanco y frutos rojos. Todo acompañado de un buen champán, claro. Aunque lo de menos es el menú, lo importante es el ambiente íntimo que se crea y la tentadora y romántica soledad.
10.- Descubrir lo que sintió Robinson Crusoe
Todos hemos soñado alguna vez con emular la experiencia de Robinson Crusoe en una isla desierta... con final feliz, claro. Aunque cómodamente instalado en tu villa privada, con decenas de restaurantes a tu servicio y con casi infinitas actividades incluidas, puede dar pereza saber qué se siente al estar aislado con toda una isla alrededor sin ningún otro ser humano, salvo tu pareja, aunque sin preocuparse por caníbales, cautivos ni amotinados. Sun Siyam Resorts ofrece una excursión a un banco de arena apartado, pequeños oasis en el vasto e infinito mar, o una isla deshabitada donde poder hacer snorkel, explorar, jugar y disfrutar de un almuerzo en la playa, con la tranquilidad de que volverán a recogerte antes de que te des cuenta. Las islas deshabitadas, que en Maldivas son muchas más que las habitadas, más de 900, son lo más cercano a entornos naturales verdaderamente vírgenes, solo habitadas por palmeras, llenas de misterio, intriga y emoción. Las propuestas de estos resorts de lujo, naturalmente, no dejan a la imaginación y habilidad del Robinson lo necesario para “sobrevivir” apenas unas horas, o incluso acampar durante la noche, así que, se puede estar solo o en pareja, y mientras el cielo se tiñe de rojo con la puesta de sol y el océano se extiende infinitamente a su alrededor, se tiene a mano una copa de champán, y un surtido de canapés.