Todos los años entre los meses de junio a diciembre, cientos de ballenas llegan a la costa de la península de Valdés en la Patagonia de Argentina su nuevo hogar: el lugar es usado para su apareamiento, dar a luz y también socializar, haciendo de sus saltos un espectáculo único en la naturaleza.

Luego de la detención del turismo a lo largo del 2020, estos animales brillan nuevamente ante el público que no puede evitar terminar con la boca abierta. Puerto Pirámides es el punto de partida, en el Golfo Nuevo, allí, varias empresas ofrecen excursiones en barco para realizar el avistamiento más de cerca de las ballenas francas australes, quienes eligen la provincia de Chubut como su principal hogar para la reproducción y cría. 

Muchas personas se preguntan: ¿por qué las ballenas llegan a ese lugar a realizar sus actividades? Y ¿qué hace que este lugar sea tan especial para ellas?. Muchos expertos aseguran que la Península de Valdés en un lugar muy angosto lo que lo hace prácticamente una isla, y junto a la presencia de diferentes especies como pingüinos, elefantes marinos, ballenas y delfines forman parte de lo mismo que las islas de difícil acceso. 

Los capitanes balleneros, expertos en el salvamento y buceo han sido los pioneros desde la década de 1970 en realizar avistamientos turísticos en Argentina, en el momento en que un grupo de personas provenientes de grandes ciudades y sin conocimientos marineros realizaron su vida junto al mar, allí se enamoraron de las ballenas y comenzaron a llevar en pequeñas lanchas a algunos grupos de personas para admirar este espectáculo. 

Después de cuatro décadas, esta actividad ha sido reglamentada con estrictos cuidados medioambientales dando paso a los avances de diferentes investigaciones científicas. Son miles los turistas que viajan a contemplar este fenómeno y luego de muchos años de trabajo de forma respetuosa con los animales, la fauna salvaje le da la bienvenida a las personas y embarcaciones como si estas hicieran parte del ecosistema. 

Es una experiencia tan profunda que de alguna forma logra sensibilizar y así permitir entender de mejor forma la importancia de cuidar los recursos naturales, el ambiente y las especies que allí habitan.

Una vez realizado el embarque en Puerto Pirámides, los turistas, quienes han hecho sus reservas con antelación, comienzan su excursión de una hora y media junto a un guía experto quien ayuda con la interpretación de lo que se ve y luego de unos minutos ya se pueden apreciar los primeros avistamientos que posteriormente tienen un alto porcentaje de interacción con las ballenas. 

Y es que más allá de poder sacar una foto de la cola de una ballena o de un salto, para postearla en redes sociales, se puede lograr una conexión única con estos animales de gran inteligencia emocional, este animal enorme pasa por debajo de las embarcaciones, lanza una mirada o saca la cabeza fuera del agua a tan solo un metro de los excursionistas. También se pueden apreciar los grupos de apareamiento, los ballenatos recién nacidos, y el acto del cortejo en donde se ve una hembra y cerca de 10 machos en busca de realizar la copulación este espectáculo de cortejo puede durar horas y lo realizan por medio de un show de aletas. 

Después de un año sin turismo, debido a la pandemia, esta temporada se ha superado con mucha amplitud, para las expectativas que se tenían, debido a la gran afluencia de turismo nacional y por esto la perspectiva se torna muy prometedora para los próximos meses, esperan la llegada no solo de nacionales sino de un gran número de extranjeros. 

Este ha sido un año pico en cuanto a la población de ballenas, ya que según estudios realizados por el Laboratorio de Mamíferos Marinos del Centro de Estudio de los Sistemas Marinos, a inicios del mes de septiembre se llegaron a contabilizar cerca de 1.138 ejemplares en la costa de la Península de Valdés que fue declarada patrimonio de la humanidad en 1999. 

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