El Plan Nacional de Turismo (1953)

La primera apuesta importante en materia de política turística del Ministerio de Información y Turismo (MIT) fue el Plan Nacional de Turismo.

 En su Decreto fundacional, de 19 de julio de 1951, se nombró máximo responsable del MIT a Gabriel Arias-Salgado y de Cubas y se estipuló que este nuevo departamento asumiera las competencias de la Dirección General de Turismo.

Su estructura y funciones quedaron definidas el 15 de febrero del año siguiente. El MIT quedó integrado por una Subsecretaría, una Secretaría general, los servicios generales Centrales, Provinciales, Locales y en el Extranjero, y las direcciones generales de Cinematografía y Teatro, de Prensa, de Información, de Radiodifusión y de Turismo (DGT). Esta última sería la competente para “inspeccionar, gestionar, promover y fomentar las actividades relacionadas con la organización de viajes, la industria hospedera y la información, atracción y propaganda respecto de forasteros; fomentar el interés dentro y fuera de España por el conocimiento de la vida y territorio nacional, y ejecutar las órdenes” que el ministro dispusiera para el mejor desarrollo de los servicios. El 1 de marzo de 1952 Gabriel García-Loygorri y Martínez de Irujo fue designado secretario general de la DGT. Y el 14 de junio se decretó el cese de Luis A. Bolín y el nombramiento de Mariano de Urzáiz y Silva como director general de Turismo.

Tanto las autoridades como los agentes económicos españoles eran conscientes a comienzos de la década de 1950 de la importancia que podía tener el turismo para el país. A nivel político, el turismo podía ayudar a mejorar la imagen que de la dictadura se tenía en el extranjero, presentado el país como un lugar seguro, acogedor con los extranjeros y, si bien con limitaciones en las libertades civiles y políticas de la población, relativamente permisivo con los turistas. Desde el punto de vista económico, el desarrollo del país requería la importación de inputs y tecnología que modernizara el tejido productivo, lo que generaba un déficit comercial que el turismo podría contribuir a enjugar.

El origen del Plan Nacional de Turismo se remonta al año 1952, cuando la Secretaría General para la Ordenación Económico Social, que había sido creada el 21 de enero de 1946 en el seno de la Presidencia del Gobierno, preparó un documento al que denominó Estudio para un Plan Nacional de Turismo. Dicho informe es la primera reflexión elaborada por la Administración sobre lo que representaba el turismo para España y sobre las distintas acciones que sería conveniente ejecutar para su fomento. Su objetivo era sugerir criterios básicos para la posterior redacción de un Plan de Turismo, en el que de manera sistemática se propusieran las medidas adecuadas para atraer, aposentar y procurar satisfacción a dos millones de turistas al año. Y a tal fin se consideraba indispensable incrementar rápidamente nuestra capacidad de alojamiento, así como perfeccionar nuestras redes de comunicación y medios de transporte.

Ese mismo año, el ministro de Información y Turismo, una vez conocido el contenido del estudio, formó una Comisión integrada por miembros de la citada Secretaría General y de la DGT, a la que se le encargó la redacción de un Plan Nacional de Turismo, que sería aprobado finalmente en el verano de 1953. Es el primer documento en el que se analiza globalmente el turismo y su repercusión económica. El plan expresa su indiscutible importancia política y económica, destaca que el creciente aumento de turistas constituye “uno de nuestros mejores medios de propaganda, al difundir por el mundo entero cuanto han podido ver y apreciar personalmente en nuestro país”, y reconoce “su doble papel” en la economía española: “Por una parte, contribuye a activar numerosas ramas industriales y comerciales y, por otra, proporciona ingresos apreciables de divisas a cambio de los cuales España puede proporcionarse en el extranjero materias primas y productos industriales de los que tiene necesidad”. Con un plazo de realización de cinco años, su finalidad primordial era “elevar el turismo al rango de primer orden” que tenía para la economía de “Italia, Francia y Suiza”, y se estructuraba “para conseguir la máxima colaboración de la iniciativa privada”, reservándose para el Estado solamente aquellas actividades que, por su índole particular, no pudieran ser atendidas debidamente por dicha iniciativa.

En el Plan se proponían varias actuaciones para hacer frente a los pasivos que lastraban el desarrollo turístico:

- Facilitar los trámites de frontera y causar a los turistas las menores molestias posibles.

- Modernizar las carreteras españolas, incrementar el número de aparcamientos y el de fuentes de agua potable, instalar teléfonos de auxilio, contar con quitanieves y surtidores de gasolina, simplificar la importación temporal de vehículos con matrícula extranjera.

- Potenciar la electrificación ferroviaria, incrementar el número de trenes Talgo, mejorar el material motor y de coches, y el adecentamiento y buen alumbrado de las estaciones.

- Aumentar la construcción de buques de pasajeros y fomentar acuerdos con las agencias extranjeras dedicadas a la organización de cruceros de turismo, a fin de que incluyeran en sus itinerarios puertos españoles.

- Crear nuevas zonas turísticas que permitieran incrementar el turismo sin agravar el problema de los máximos.

- Construir, ampliar o mejorar hoteles y pensiones que posibilitaran aminorar el problema de la saturación de temporada.

- Abrir un hotel en los núcleos urbanos de cierta importancia que cubriera un mínimo de sus necesidades de alojamiento.

- Que las carreteras nacionales no ofrecieran trayectos superiores a los 150 km. sin alojamiento adecuado.

- Que el Estado concediera, con objeto de fomentar la construcción de hoteles por la iniciativa privada, algunas exenciones fiscales, créditos en determinadas condiciones y   otros beneficios.

- Aumentar la red pública de establecimientos y ampliar la capacidad de algunos de ellos.

- Regular el camping a fin de aminorar los inconvenientes derivados de su práctica anárquica, y de facilitar, a los que lo realizaban, los medios necesarios para ello.

- Crear una Escuela Nacional de Turismo, dirigida a guías-intérpretes, guías y agentes técnicos de turismo, y Escuelas Regionales de Hostelería, donde proporcionar un  conjunto de conocimientos generales técnicos y prácticos a todo el personal.

- Informar y fomentar entre los visitantes la práctica de deportes como la caza y la pesca.

- Crear nuevas zonas de interés turístico que, por reunir condiciones naturales adecuadas, pudieran servir para la atracción del turismo, no sólo en el periodo de verano, sino también en el invernal, lo que permitiría descongestionar algunas de las existentes.

- Aprobar diversas normas que dotaran de mayor garantía jurídica a las empresas turísticas.

En el Plan se reconoce que la propaganda turística realizada en España era insuficiente y se recomienda una programación desarrollada teniendo en cuenta el volumen total y la naturaleza de la publicidad a desarrollar en función de la capacidad de acogida de España en cada momento, así como la importancia relativa del esfuerzo publicitario que debería hacerse en cada uno de los países potencialmente más interesantes. También se defiende la adaptación de los temas de propaganda nacional o regional a los gustos de los turistas que se pretendía atraer. Por último, se resumen las actividades de la propaganda turística en el extranjero en: información y recogida de datos, facilitar el trabajo de las agencias de viaje, difusión del material de propaganda y publicidad.

El 12 de febrero de 1954 la DGT creó un Departamento de Obras encargado de unificar la actividad de cuantos órganos intervinieran en su realización y de suscitar la actividad de aquellos otros organismos de la Administración pública, entidades paraestatales y de la iniciativa privada, cuya concurrencia fuera necesaria a los fines propuestos. Pero el citado departamento tuvo una vida efímera. El 18 de noviembre de 1955 fue suprimido y sustituido por la Sección de Obras de Establecimientos Turísticos, que asumió la función de tramitar los expedientes a que diera lugar el citado plan.

El 25 de junio de 1954 se creó la Comisión Interministerial de Turismo con la función específica de coordinar y promover la acción de todos los departamentos fundamentalmente afectados por la ejecución y desarrollo del Plan de 1953. Por ello, se decidió que estuviera integrada por los ministros de la Presidencia, de Asuntos Exteriores, de Hacienda, de Gobernación, de Obras Públicas, de Comercio y de Información y Turismo, y que en ella estuvieran representados el Instituto Nacional de Industria, la Subsecretaría de la Marina Mercante, el Instituto Español de Moneda Extranjera, la Secretaría General del MIT, la Secretaría General Técnica del Ministerio de Comercio, la Secretaría General para la Ordenación Económico Social, las direcciones generales de Asuntos Consulares, de Aduanas, de Seguridad, de Carreteras y Caminos Vecinales, de Prensa, de Información, de Radiodifusión, de Cinematografía y Teatro, de Turismo, de Aviación Civil, de Caza y Pesca Fluvial y de Bellas Artes, así como RENFE, Telefónica, CAMPSA, el Sindicato Nacional de Hostelería y el Sindicato Nacional de Transportes y Comunicaciones. En definitiva, una comisión ambiciosa y completamente necesaria, pero demasiado amplia para que fuera verdaderamente operativa. De hecho, estuvo prácticamente inactiva durante el resto del decenio.

Por último, desde mayo de 1954 diferentes términos municipales, ciudades y villas fueron declarados lugares de interés turístico. Entre ellos, Cedeira y el Ferrol del Caudillo (La Coruña); Olesa de Montserrat, Caldas de Estrach y Moyá (Barcelona); Toro (Zamora); Ceuta; Belmonte (Cuenca); Aguilar de Campoo (Palencia); Guecho (Vizcaya); Ponferrada, Astorga y Valencia de Don Juan (León); Puerto de la Cruz (Tenerife); Aracena (Huelva); Jerez de la Frontera y Arcos de la Frontera (Cádiz); Mérida (Badajoz); Barbastro (Huesca); Medina de Rioseco (Valladolid); Tortosa (Tarragona); Pola de Segur y Tremp (Lérida); Palamós, San Feliu de Guixols, Puigcerdá, Figueras, Alp-La Molina, Tossa de Mar, Lloret de Mar, Blanes y Palafrugell (Gerona).

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